La luna siempre ha sido mi mejor amiga. Desde mi infancia me gustó en todas sus fases. Me sumergía con deleite en su luz argentada como en una revelación misteriosa. Me gustaba tanto en creciente como llena.
Y me gustaba cuando resplandecía por encima del bosque de espigas o bre las poderosas piedras de Cárpatos, cuando -tanto en primavera como en invierno-, la tierra cubierta de nieve se metamorfoseaba con su féerica luz en un océano de plata. La naturaleza, que siempre ha sido buena y consoladora para mí, em parecía mucho más cercana cuando la luna la envolvía con su encanto seductor. Esta madre sublime de todos los seres vivos se convirtió, gracias a la luna, en una dulce amiga y una confidente.
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El frío lunar |
Los cuernos del Minotauro siempre han personificado las fases lunares, aquí le tenemos en su catástrofe glacial.
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Luz lunar |
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