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La materia. (Tapies) |
1. Hemos expuesto la
denegación freudiana como el mecanismo operante en la desexualización, mecanismo de la perversión pero también el creador del pensamiento.
2. Para adentrarnos en la cuestión de la desexualización, una vez conocido su mecanismo, hemos traido los textos de Simone Weil en donde descubrimos la cuestión de la obediencia a la materia para salir del estado de desdicha.
3. Pensamos la obediencia a la materia desde el pensar del pintor Rothko: la abstracción como proceso de desprendimiento, torsión, fragmentación, que culmina con el sacrificio de toda mediación incluida la del artista.
4- Todos estos autores rescatan la figura mística de la noche como el espacio en el que va a ser realizado el sacrificio, va a ser sacrificado el yo (del artista). Rothko decía que sus cuadros eran cosas, nosotros decimos que son encarnaciones del objeto no omisible (Bousquet).
Sacrificio y abstracción
Como vemos todo el tema de la desexualización conduce a una correcta comprensión del tema del sacrificio. Para pensar este tema creemos que el autor más autorizado es el pensador danés Soren Kierkegaard en su libro "Temor y temblor". Se trata del sacrificio que le pide dios a Abraham:
"El héroe trágico renuncia a si mismo para expresar lo general; el caballero de la fe, por el contrario, renuncia a lo general para convertirse en individuo".
Abrahan destruye el ethos del sacrificio cruento. Todo lo que estamos diciendo pudiera resultar tan paradójico como el que la obediencia que nos traía Weil, obedecer como la materia, fuera una salida a los sufrimientos de la desdicha. Pero se trata más bien, en ambos casos, de sacrificar el sacrificio como propone el psicoanalista francés Jacques Lacan. Sacrificar el yo del artista ,dice Rothko, eso es la abstracción. La cita anterior de Kierkegaard es muy clara al respecto, se trata de renunciar a lo general (el yo, la comunicación, la amistad, la filiación en resumen, la obligación simbólica) y no lo que habitualmente ocurre que renunciamos a nuestro ser por seguir el mandato simbólico, el brillo de la fama, el consentimiento del otro, su autorización, su amor, los títulos y premios. Sacrificar el sacrificio es sacrificar aquello que yo más quería, mi filiación simbólica, para así no tener que sacrificar nada. En ese sentido es Abraham el destructor del sacrificio al imponer más bien el ACTO como forma de rescatar el ser.
Ahora podemos entender las palabras de J. A. Valente sobre la obra de Tapies:
La forma en pintura no es figura, la forma es la materia, forma absoluta de sí... Quizá el supremo, el solo ejercicio radical del arte sea un ejercicio de retracción. Crear no es un acto de poder; es un acto de aceptación... crear lleva el signo de la feminidad. No es acto de penetración en la materia, sino pasión de ser penetrado por ella. Crear es generar un estado de disponibilidad, en el que la primera cosa creada es el vacio, es espacio vacío. Pues lo único que el artista acaso crea es el espacio de la creación...sólo en ese estado de retracción sobreviene la forma, no como algo impuesto a la materia, sino como epifanía natural de está.
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Abstracción y sacrificio
(Still) |
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