El desastre cuida de todo


Pre-escrito, pre-página, cuaderno borrador, croquis, lugar para la catástrofe, así queremos comenzar este blog. Espacio previo a la escritura, espacio reservado a la catástrofe que implica toda escritura antes de su gestación. También una catástrofe de autores, cualquiera escribe en el croquis. Catástrofe previa a la creación de un concepto, el diagrama como oposición a lo perverso de la representación. No estamos apurados porque sabemos que "el desastre cuida de todo" (Blanchot).


“No una imagen justa, sino justo una imagen” (Godard)

Dos fragmentos fundamentales para pensar la diferencia.

...habría que ir haciéndose a la idea de que las cosas más terribles y cruentas entre los hombres pueden carecer totalmente de profundidad, venir de las circunstancias más banales, ser pura mímesis superficial de estereotipos más o menos difundidos, de modelos prestigiosos hábilmente publicitados y fácilmente accesibles a la imitación. Allí donde uno es, por lo indeterminado de la situación, cualquiera, o mejor un cualquiera entre cualquieras, siempre se halla abocado a ser, de alguna forma, otro, incluso respecto de sí mismo, y se halla abierto a encarnar a cualquier otro que no precisa más realidad que la imagen, gesto o actitud, connotaciones de una apariencia imaginaria, simple fantasma de personalidad inmediatamente accesible a cualquier impulso imitativo, surgido del afán lúdico de determinar el propio "cualquiera" con cualquier cualquiera mínimamente definido.

Rafael Sanchez Ferlosio. El alma y la vergüenza. Ed. Destino. (Artículo de igual nombre).

Nada es más triste que la risa: nada más hermoso, magnífico, estimulante, y enriquecedor, que el terror de la desesperación profunda. Creo que cada hombre mientras vive, es prisionero de este miedo terrible, en el cual toda prosperidad está condenada a fracasar, pero que guarda, incluso en su abismo más profundo, esa libertad esperanzadora que le permite sonreír en situaciones aparentemente desesperadas. Por eso la intención de los autenticos escritores de comedia- es decir, los más profundos y honestos- no es de ningún modo divertirnos únicamente, sino abrir desgarradoramente nuestras cicatrices más dolorosas para que las sintamos con más fuerza.

Fellini

El Maestro de Ho

Henri Michaux

Poemas del Maestro de Ho



Las esfinges

Todo cae, dice el Maestro de Ho. Todo cae y tú ya deambulas en las ruinas de mañana.

El hombre que te habla: Esfinge. El hombre que fuiste, el padre que tuviste: Esfinge. Entonces, ¿qué has comprendido de la Esfinge que te fue sometida?

Una Esfinge se forma en el sitio de aquel que no disuelve, y es de Esfinge que uno muere.

Todo endurece, dice el Maestro de Ho, todo endurece y vuelve a la cabeza. El gesto inacabado, la insuficiencia del corazón, la señal que golpea la oreja.

La sonrisa, el rostro puro que contemplas con avidez, han de ser ellos mismos —incomprendidos— tu plaga. Llegado el tiempo, te cubrirán con duros peñascos.

Todo sedimenta. Todo se vuelve piedra, dice el Maestro de Ho. Del labio a la piedra, del rayo a la ruina.



Laberinto

Laberinto la vida, laberinto la muerte.
Laberinto sin fin, dice el maestro de Ho.
Todo se hunde, nada libera.
El suicida renace a una nueva pena.
La prisión se abre a otra prisión.
El pasillo se abre a otro pasillo:
Aquel que cree desenredar la madeja de su vida
no desenreda nada.
Nada desemboca en ninguna parte.
Los siglos también viven bajo tierra, dice el Maestro de Ho.


Mundo

Aquel cuyo destino es morir, debe nacer. Una enorme desgracia es cada nacimiento, dice el Maestro de Ho. Es un enlazarse y un entrelazarse.

Al ganar se pierde. Al avanzar se retrocede.

La muchacha de yoni estrecho, por más grande que sea su corazón, tiene un defecto. Y es así en muchas otras cosas.

Apartad de mí al hombre sabio, dice el Maestro de Ho. El ataúd de su saber ha limitado su razón. ¡Ah, Libertad! Dice el maestro. Apartad de mí al hombre que se sienta para pensar.

Es mejor hablar. Hablad y no seréis ignorantes. Esperad y os aproximaréis de inmediato.

Todo afluye, dice el Maestro de Ho. Todo desborda. Todo está ahí.

Una mirada con alas de libélula se posa sobre la persona amada, y rima el mundo sin conocerlo aquel que debe cantarlo.


La calma

He oído a una multitud de cobardes hablar del valor, dice el Maestro de Ho. Y no me he reído.

Nuevas leyes se han dispuesto. Nuevas leyes han llegado. Las leyes se acumulan, dice el Maestro de Ho, pero se trata siempre del mandato de la vieja enana, hojas esparcidas de un árbol ya desenraizado.

La calma, dice el maestro.

La calma y la inquietud. Las peregrinaciones de la cierva y la pantera hasta el punto en que al fin se encuentran. ¡Qué momento! ¡Un momento extraordinario! Y todo se vuelve tan simple, tan simple.

La calma, dice el Maestro de Ho.

Versiones de Jorge Esquinca