El filósofo español J.L. Pardo publicó un libro llamado "Las formas de la exterioridad". Quisiera confrontar ese título con una expresión del filósofo francés G. Deleuze: "materia de exterioridad" refiriéndose a los modos en Spinoza. Evidentemente lo primero que llama la atención es el contraste entre "forma" y "materia" parecería que estamos en una discusión aristotélica.
Deleuze insiste en todas sus obras de manera explícita o implícita en una cuestión: la diferencia entre la relación y los términos. Vez tras vez vemos aparecer esta cuestión en distintos momentos de su obra, es una cuestión clave para él. "La independencia de la relación a sus términos" o bien "cuando los términos se desvanecen la relación subsiste" (estos temas aparecen explícitos en "Diferencia y repetición", en sus clases sobre Spinoza, en sus libros de cine...).
Y es que el tema de la individuación, lo singular, la vida es central en la obra de Deleuze. Y para pensar este tema recurre a una fórmula usada por los matemáticos/filósofos racionalistas del siglo XVII, y pone mucho cuidado en que no pensemos en los matemáticos actuales que de esta cuestión dirían otra cosa, fórmula que se escribiría así: dy/dx. Y qué interés tiene la formula para nosotros que no somos matemáticos, pues como escribe repetidas veces Deleuze dy no tiene nada que ver con y al igual que dx no tiene nada que ver con x porque si queremos relacionar la diferencial (dy) con su término (y) la diferencial tiende a cero. Pero eso no quiere decir que dy sea igual a cero. Y si pongo en relación las dos diferenciales dy/dx obtengo una relación independiente de sus términos.
Esta relación es una relación de términos evanescentes y al igual que desaparecen los términos podemos decir que la relación no tendrá interioridad, será una relación puramente extrínseca, MATERIA DE EXTERIORIDAD, y este es uno de los componentes de la individuación para Deleuze leyendo a Spinoza.
Y es de esta materia de exterioridad de la que hablamos cuando decimos "diagrama". El proceso del diagrama que hasta ahora lo habíamos expuesto como "y" (esto y esto y esto...) o bien habíamos mostrado cómo los pintores usaban una maquínica-desastre, un rayajo, una esponja, para provocar un desastre creador, y habíamos dicho que era una maquínica operativa como lo era el falo en psicoanálisis cuando Lacan lo define como un "instrumento". Pues bien esta máquina-diagrama opera con las relaciones y no con los términos, opera con la materia de la exterioridad y no con las "cosas" que no son mas que el fantasma/imaginario que incluye el deseo del Otro, creemos más en las cosas que en las relaciones que en ese vaho/fluido en donde acontece la vida.
"Todo el esfuerzo del hombre afectado por tristeza tiende pues a apartar esta tristeza con el recuerdo de la Alegría que desea repetirse en el presente. Así el Alma se esfuerza por imaginar solo aquello que afirma su potencia de obrar" y en rechazar todo lo que se le opone y por tanto la disminuye. Para esta acción (incluso pasiva, ya que esta defensa puede todavía efectuarse en régimen global de heteronomía pero con imágenes favorables, en el presente, al conatus) todos los medios incluso lo más ilusorios son buenos"
De cualquier forma toda esta temática no le es extraña al psicoanalisis porque hay una formulación de Lacan/Miller "el partenaire-sinthome" que es muy cercana a la pareja "línea abstracta-sin fondo". El sinthome y la línea abstracta son formulaciones de la Diferencia. Para el psicoanálisis el analizante haría pareja con su goce una vez que ha dejado las identificaciones enajenantes con el Otro. Nueva modalidad de goce que implica un saber arreglarselas con él. Y es aquí (saber arreglarselas) que la línea abstracta nos podía dar una indicación operativa. Desde luego al igual que para Deleuze se trataría de una revolución "pasar de la representación al arte abstracto" también pensamos que en el psicoanalisis se trata de la abstracción de una escucha que incorpore la línea de abstracción que sea capaz de soportar el sin fondo y su monstruosidad.
III. El ser unívoco
Ahora sí podemos relacionar los dos apartados anteriores (exterioridad y Diferencia). Para ello Deleuze hace una operación fundamental. En Spinoza la sustancia aparece independiente de sus modos que dependen de la sustancia. Dice Deleuze que
sería necesario que la sustancia se dijera ella misma de los modos y sólo de los modosesto es fundamental porque da un vuelco categórico:
el ser se dice del devenir, la identidad de lo diferente
ahora la identidad gira en torno de lo diferente. Para que quede màs claro ya que es algo muy importante podríamos decir que en Spinoza había una sustancia primera que se expresa en los modos. Los modos solo expresan las sustancia. Ahora Deleuze siguiendo a Nietzsche propone que los primero son los modos, las diferencias y que la sustancia es segunda, es el ser el que es Diferencia en el sentido que se dice de la diferencia.
Y ¿qué ser es este que se dice de la diferencia? El retorno. Lo que se dice de lo diferente es la repetición (de la diferencia como diferencia) la repetición repite lo diferente de manera diferente. El pensamiento del eterno retorno consiste en pensar lo mismo a partir de lo diferente. Habría un mismo de lo diferente que sería la Diferencia.
Ahora bien el pensamiento del eterno retorno selecciona: sólo retornan las formas extremas, las que han llegado a su límite de potencia, lo excesivo, lo que traspasa dentro del otro y se vuelve idéntico (no hay que olvidar que el modo trata de ir a lo máximo de su potencia y si el modo consiste en diferir entonces irá al máximo de la diferencia, ser otro). Mundo de las metamorfosis y de las máscaras (la diferencia utilizando máscaras para diferenciarse, detrás de la máscara otra máscara): factores móviles individuantes que ya no se dejan retener dentro de los límites ficticios de tal o cual individuo. El volver, expresa el ser común de toda las metamorfosis.
Es aquí dónde se puede plantear la cuestión de lo común en el sinthome solo que para el psicoanálisis el sinthome es la expresión de un real anterior a su máscara y es un real imposible y la única solución sería identificarse con él y apañarselas. Vemos que este real correspondería más a una identidad, ya no más semblantes o en todo caso el último semblante, pero algo inamovible, imposible, que haría un común muy particular... más que un común diría que un conjunto de identidades últimas. Es curioso que partiendo de signos que se transforman en otros signos el psicoanálisis haya llegado a una identidad última en lugar de llegar a la Diferencia y el retorno de la diferencia.
No hay un pensamiento de la diferencia en la teoría del goce en el psicoanálisis, lo real no está pensado como diferencia sino como sustancia lo que lo hace más cercano a Spinoza que a Nietzsche.
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