inquietantes y misteriosas cabezas de Franz Xaver Messerschmidt. Se ríen, lloran, gesticulan grotescamente, cierran los ojos o abren la boca como si hubieran enloquecido. Arruinado, vejado, acosado por sus obsesiones, Messerschmidt lo vendió todo y volvió a su pueblo natal en busca de refugio en una cabaña construida en las afueras. Friedrich Nicolai, filósofo, editor e historiador austriaco, que le visitó en su casa en 1781, dos años antes de morir, describió a un hombre extraño que se pellizcaba frente al espejo y gesticulaba estrambóticamente con el fin de forzar el rostro y de llegar a componer una incomprensible teoría de las proporciones que, según él, gobernaba el mundo. El artista buscaba afanosamente 64 gestos primordiales. Los que, pacientemente, fue modelando en sus esculturas primorosas y alucinadas, según el filósofo. Nada creyente en fantasmas atormentados, Friedrich Nicolai atribuyó parte de la locura de Franz Xaver Messerschmidt a su castidad extrema y extremadamente militante. Cuando le preguntó por qué ocultaba siempre el labio inferior en sus esculturas, el artista le contestó: "Porque ningún animal de la naturaleza lo enseña".A su muerte, su hermano, también escultor, encontró cerca de 60 de esos raros bustos. No se expusieron hasta 1794, en el Hospital de Viena. Allí, una voz anónima bautizó a su manera en un folleto las 49 obras que se conservaban, con la intención de despertar en el público más la risa y el sarcasmo que la emoción estética. Las esculturas reciben nombres como El hombre que sufre de estreñimiento, El hipócrita y el calumniador, El hombre que bosteza...


El caso es que las cabezas, están bien… pero todo lo demás, no sé, no se… pellizcarse frente al espejo y ser militante integrista de la castidad. Gracias por descubrirme a este escultor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Judas el Viejo
... son de bronce?...
ResponderEliminarEl camello
...bronce, plomo, marmol y alabastro...impresionantes muecas
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